QNSTMSUNDLCRDDT: CAP 2


Fines e inTERESA-es plenamente artisticos.



Capítulo 2: Abre los ojos al mundo (God_Is_Not_Here)



Prólogo.



En algún lugar del mundo, en otro lugar de este mundo, en ningún lugar de este mundo.



“Él” estaba y no estaba, era y no era.



Era una existencia anacrónica nacida de las ideas, era un demonio y era un dios.



“Él” habló.



-si hay alguien que quiera escuchar, que escuche. Que escuche una historia de historias. Después de escuchar esta historia, quiero que me digan si es o no la verdadera historia.



(Ya que)



-cada uno estaba en lo cierto, ninguno tenía razón.



(Por eso)



-no les puedo contar solo una historia.



(Es injusto)



-espera, ¿Qué creen que es lo verdadero para empezar?



(¿Es aquello que pueden ver?)



-lo esencial es invisible a los ojos.



(Aun así)



-¿estamos equivocados?



(¿Lo estamos?)



-¿quieren confiar entonces en esta historia poco confiable?



(Nada será verdad, aun cuando sea verdad)



-y es por eso.



(¿Lo es?)



-¿lo es?



(Quizá solo estoy volviéndome loco por estar tanto tiempo solo)



-estoy solo después de todo.



(¿Acaso?)



-¿solo estoy hablando conmigo mismo?



(Lo estas)



-lo estoy.


La historia del lado de él.


Parte 1



En la sala de espera de un consultorio en Minami, un joven está sentado en un sofá mientras espera que la voz a través de la puerta diga su nombre; su nombre es Otonashi Ushio.



Las lluvias de finales de febrero mantenían las calles despobladas y el cielo de un color opaco, Otonashi observaba este paisaje a través del cristal de la ventana en el consultorio.



Otonashi había sido una víctima en un accidente de tránsito que había tomado la vida de toda su familia; en un cruce de tren, el semáforo no se activó correctamente y el auto en el que se movilizaba junto a su madre y su padre fue arrollado.



El caso se conoció en todo su ciudad natal (una pequeña ciudad cerca de Osaka) y fue una comidilla para los medios de la región sur de Kanto. Al final, la compensación del seguro, la alcaldía y la empresa de transporte había ascendido a más de 80’000.000 ¥.



Una buena parte de esos 80’000.000 ¥ fue a parar en los servicios hospitalarios de Otonashi Ushio y más recientemente a los servicios de asistencia psicológica que le otorgaba un cierto hospital mental en Minami; Por esa razón se había trasladado desde su ciudad natal hasta Tokio.



La puerta del consultorio se abrió mientras salía una mujer que se notaba que había pasado de los 30 años de edad.



-¿es usted Otonashi Ushio?



-así es.



-la señorita lo espera.- dijo cortésmente la mujer de edad media.



-muchas gracias- dijo Otonashi inclinándose frente a la mujer sin cambiar en lo más mínimo su expresión vacía.



Otonashi atravesó la puerta de contra enchapado y se inclinó frente a la mujer de piel acaramelada detrás del ordenador.



-esta será nuestra última vez- dijo la mujer con una voz mezzosoprano mientras exhalaba un largo respiro.



-muchas gracias por todo hasta ahora- dijo Otonashi con una voz tan plana como su expresión facial.



-veo que aún no sonríes- dijo de manera desinteresada la mujer mientras desacomodaba unos archivos.



-¿perdón?- preguntó Otonashi mientras inclinaba la cabeza.



-aun cuando creas que estas mostrando la clásica sonrisa japonesa, tu rostro se mantiene apagado; bueno, es un poco refrescante si tomamos en cuenta que es un rostro diferente al usual.



-ya… veo- dijo Otonashi mientras trataba de forzar una sonrisa en su rostro.



-no te fuerces, no es una cuestión de acción sino de incapacidad- respondió la mujer mientras arrugaba un papel y lo lanzaba a la cesta de basura.



La mujer sacó un archivo médico que tenía el nombre de Otonashi Ushio en él.



-bien, ahora la última pregunta, ¿aun tienes esas alucinaciones de demonios?- preguntó la mujer mientras obviaba las preguntas de la primera a la penúltima.



Otonashi miró el suelo y luego a la mujer y contestó:



-no, ya no tengo esas alucinaciones.



La mujer empezó a apuntar cosas con su mano derecha sobre el archivo y no se detuvo sino hasta cinco minutos después.



-bien, eso es todo, te daré de alto ahora mismo.- dijo la mujer de manera desinteresada.



La mujer movió su mano derecha a una gaveta que se mantenía bajo llave y sacó un frasco de plástico transparente.



-esto es para ti.- dijo la mujer mientras le acercaba el frasco a Otonashi.



-¿eh?



-es solo un calmante, úsalo cuando te sientas mal- respondió la mujer con una voz más desinteresada que antes.



-a… eh… muchas gracias- dijo Otonashi mientras se inclinaba con su aún inexpresivo rostro.



Otonashi se dirigió entonces hacia la puerta pero se detuvo en el último momento; había una extraña sensación en el ambiente.



-mentir no está mal Otonashi, de hecho, mentir es algo que no podías hacer en un principio.



Otonashi sintió como el aire en sus pulmones se volvía más y más pesado, su visión se empezó a tornar borrosa.



-pero si quieres mentir, lo mejor sería que controles tu mano temblorosa.- remató la mujer.



Otonashi se sintió atrapado en la red de araña de esa mujer que vestía una bata de laboratorio.



-no te preocupes- dijo la mujer con una voz mezzo mientras continúo- te dije que te daría de alta y te daré de alta; no tengo un interés para mantenerte encerrado en un manicomio o algo así, además, estoy seguro que eso es lo que tú quieres; en cualquier caso, me puedes llamar cuando lo necesites.



Aun temblando, Otonashi salió del consultorio; por un momento creyó oír la risa desinteresada de la mujer de bata de laboratorio, piel acaramelada y voz mezzosoprano.



Con su corazón latiendo a mil, Otonashi salió del hospital mental.


Parte 2



Seis horas de viaje se deslizaron por los ojos sin sentimiento de Otonashi mientras retornaba a su ciudad natal.



Su expresión inmutable exhibía todas las necesidades de un jugador de póker profesional, un cabello negro y lacio de cinco centímetros de largo caía sobre el puente de las cejas negras, unos ojos café oscuro y una piel pálida.



Como contraste, estación por estación, parada por parada; de Minami a Sapporo, de Sapporo a Osaka y de Osaka a Shinsaku, los paisajes se transformaban del opaco gris del cemento al verde de los campos.



Y finalmente, Shinsaku.



Una ciudad de cemento en medio de las montañas del sur de Kanto se levantaba como una analogía inversa de un oasis; dos millones de habitantes.



Un hospital, siete preparatorias, tres quebradas y corriendo por medio de la ciudad, la línea del ferrocarril.


Parte 3



[El tren estará llegando en breve a la estación de la preparatoria Sakumashi]



La voz de la locutora femenina que anunciaba la salida y la llegada rompió el ensimismamiento de Otonashi y a través de la ventana él pudo ver un rostro familiar.



Las pesadas puertas del tren se abrieron y Otonashi descendió; en su mano derecha arrastraba un bolso negro con las pocas pertenencias que había llevado a Tokio.



Sus pies avanzaban sobre el piso de tableta sin hacer ningún ruido, su rostro sin expresión alguna estaba dirigido a una chica parada detrás del disco de entrada.



Su cabello negro hasta los hombros se balanceaba sobre una piel rosada y unos ojos de color miel.



Otonashi levantó su mano derecha hacia la chica mientras le dedicaba un:



-¿esperaste mucho tiempo, Tsubame?



-no tenía nada que hacer así que llegué algo temprano, pero no te preocupes, estuve matando el tiempo en el Gamecen de al lado.



Aun sin cambiar su expresión, Otonashi se inclinó.



-perdón por causarte estas molestias.



-no… no es una molestia en absoluto- respondió Tsubame mientras agitaba su mano.



Cruzando la entrada de la estación, Tsubame y Otonashi charlaban de cosas triviales como las lluvias tardías o la ampliación del templo shinto de la ciudad que se había derrumbado parcialmente por las lluvias tardías.



Llegaron a su destino, ubicado en un parqueadero a un par de cuadras de la estación, un auto eléctrico de diseño suavizado y con líneas amarillas sobre fondo blanco les estaba esperando.



-bien, sube; pon tu mochila en la parte trasera del auto- dijo Tsubame mientras oprimía un botón en un llavero; el auto le respondió con un “Bip-Bip” mientras encendía y apagaba las luces un par de veces.



Asintiendo ante la proposición, Otonashi abrió la puerta del asiento del copiloto y subió al auto.



-oye, Tsubame, ¿en verdad no es ninguna molestia el hacer estas cosas para mí?- preguntó Otonashi.



-de algún modo, todo es una molestia- Tsubame respondió mientras giraba la llave y encendía el motor; lanzó una sonrisa al rostro aun inexpresivo de Otonashi y continúo -¿no lo recuerdas? Tú siempre decías eso.



“¿lo hacía?”, se preguntó Otonashi a si mismo mientras respondía a Tsubame con una sonrisa que nunca apareció en su rostro.


Parte 4



Otonashi había desembarcado en una casa vacía, su casa vacía.



Era una casa que no le producía ningún recuerdo a Otonashi, ya que, Otonashi… había perdido la memoria.



Amnesia: incapacidad de recordar eventos de manera parcial o total causado principalmente por traumas físicos o emocionales.



Primero que todo definamos algunas cosas:



-Otonashi posee todo lo que se pueden considerar como conocimientos, ya sea conocimiento conceptual (aquel aprendido por medio del estudio o la practica como los aprendizajes de la escuela), habilidades (así como conducir, andar en bicicleta, cocinar etc.) y conocimientos físicos (habilidades motrices).



-Otonashi perdió sus recuerdos.



-Otonashi posee su identidad (sentido del sí mismo).



Así que, en esta casa que no recuerda, él miraba la foto familiar en la cual esta con gente que no conoce.



Él llora, llora no por la muerte de sus padres, él llora por algo más.



Llora por la incapacidad de llorar como el hijo de las personas de la foto.



De algún modo, ese día, en ese accidente, parte de Otonashi Ushio murió.


Parte 5



Lloró de desasosiego hasta quedarse dormido.




Parte 6



Despertó.



Otonashi forzó sus pupilas a la luz que entraba por la ventana mientras se revolcaba en el futón.



Su lista de cosas para hacer ese día estaba completamente vacía, además no quería salir por miedo a encontrar a alguien que lo conociera.



Tan solo imaginar la situación hipotética de tener una conversación con un “conocido” era suficiente para revolver el estómago de Otonashi.



En un caso hipotético sería algo así:



-¿pero no se trata de Otonashi?, hace siglos que no te veo.



(¿Quién eres?)



-perdón, no te reconocí.



(Aun no lo hago)



-¿Qué no has cambiado un montón?



(No lo sé)



-me pregunto… perdón, me hubiese gustado hablar más pero estoy algo ocupado.



(Por favor vete)



-ah… ¿en serio?, bueno, nos vemos.



(Gracias)



-nos vemos



(Mejor no)



Si, esa sería una conversación entre él y un “conocido”.


Ella, el ángel


Parte 1



Ellos estaban y no estaban en ese lugar.



Podemos decir que estaban en ese y en otro lugar, en todos los lugares y en ninguno al mismo tiempo.



No se molesten en buscar acerca de los planteamientos de Schrödinger (el tabú para los gatos) y de Heissenberg (el indeciso); la razón para estar y no estar es de un sentido más poético que físico.



Para describirlo de una manera entendible, allí había un espacio amorfo y multiforme y en ella había dos y había más de dos entes.



En un sentido práctico, nos referiremos a este lugar el “más allá”, aunque este nombre tampoco es correcto, ya que está presente en una dimensión doblada sobre la tridimensión del espacio y la unidimension del tiempo.



En este lugar sin un espacio real, pero con un tiempo funcional, en este lugar que puede tomar todas las formas y conceptos necesarios, yacen las sombras y la luz de la caverna, los dioses de la naturaleza y el noûs.



Para una explicación detallada, aquellos que ven a este lugar como el Walhalla, verán a las praderas sangrientas de asgard y los banquetes de la mesa de los reyes; aquellos que ven este lugar como el averno, verán a Perséfone dándoles la bienvenida y mostrándoles quizá las minas de oro que tanto ansían los dragones y los enanos; Kakia Munni vio el nirvana en este mismo sitio, Marco Polo el Shangri-La y Otonashi Tsubame vio…



Otonashi Tsubame murió y se convirtió en un ente de esta dimensión, para ser más precisos, se convirtió en un ángel.



Así, como una humana convertida en solo una existencia de ese mundo, se encontró con uno de los principios de la existencia.



Y… Otonashi Tsubame volvió a la vida.



Pero, no era la existencia conocida como Otonashi Tsubame; ella había dejado de ser Otonashi Tsubame para ser un ángel y ahora era un ángel en el cuerpo de la existencia conocida como Otonashi Tsubame.



Otonashi Tsubame había muerto, ahora, un ángel nacido de Otonashi Tsubame que no es Otonashi Tsubame se apoderó del cuerpo de Otonashi Tsubame.



Señor lector, le tengo una pregunta, ¿Quién es Otonashi Tsubame?



Bien, entonces abran los ojos a la historia de ella, de Otonashi Tsubame, del ángel.


Parte 2



Una vez consciente de su misión, ella esperó.





Ella esperó a que Otonashi Ushio regresara y una tarde, recibió una llamada.



“llegaré mañana pasado el mediodía, ¿puedes hacer el favor de transportarme?”


Epílogo



-así que, esta fue la historia.



(¿Les gustó?)



-no es cuestión de gustar.



(¿No lo creen?)



-¿Qué ocurre?



(¿Lo notaste?)



-¿estoy hablando solo?



(¡Lo notaste!)



-estoy hablándote a ti.



(Al sí mismo)



-al otro.



(Absolutamente todas las personas)



-¿nadie?



(Lo niegas)



-no lo niego, no me negaría a mí mismo.



(¿Lo haces?)



-en ese caso.



(Te preguntaras algo)



-¿no notaste la idea central de la historia?



(¿Había una?)



-la identidad.



(Eso lo explica)



-¿lo hace?



(Lo hace)








NOTA DEL ESCRITOR:
NUNCA USARÉ ESE ESTILO DE NUEVO, ES UNA MOLESTIA XDD


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Acerca de WillGoldmaker

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